COMUNICACION INTERPERSONAL: ¿Ruido, vacio o doble vinculo?

¿Sabias que todo lo que haces comunica? Aqui aprenderás cómo sucede esto y por qué a veces, surgen los malos entendidos cuando entregamos un mensaje. Esto lo entenderás mejor a través de juegos, actividades y textos interesantes de contenidos. ¡Diviertete aprendiendo!

infórmate sobre este tema (Ensayo) julio 9, 2008

 

Evitando Vacio interpersonal a partir de la buena codificación de  mensajes

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¿Cuántas veces hemos tenido que pedir disculpas por no darnos a entender bien a otra persona? ciertamente no seriamos los únicos en este caso.  ¿Recuerdas cuando tenías 6 u 8 años?, el mundo nos parecía complicado: no entendíamos por qué nuestros padres eran tan ‘enojones’, ni por qué   las niñas cuando llevaban vestido no podian subirse a los arboles a jugar. En estos casos, la codificación de esas normas sociales nos eran dificil de comprender,  quizás porque nuestros padres no supieron explicarnos bien  (mala codificación del mensaje) o nosotros, debido a nuestra temprana edad fuimos los que no supimos entenderlo (decodificar el mensaje). Como vemos existen factores que determinan cuándo entendemos o no un mensaje y además la latente presencia de un gran principio de la comunicación ¿ya sabes cuál es?: el hecho de que la comunicación es contínua e inevitable en nuestra vida. 

Ante esto, podríamos sumergirnos a búsqueda de una formula perfecta para aprender a codificar bien nuestros mensajes no equivocandonos tanto a la hora de darnos a entender, y a la vez, aprender a descodificar. Porque a nadie le gusta sentirse incomprendido ¿verdad?. Entonces, desde el punto de vista del proceso de comunicación, donde existe una intencionalidad y acción, preguntémonos: ¿Es la codificación correcta de los mensajes, la solución que evitaría el vacío interpersonal y en que sentido se relacionaría con el ruido? Para comenzar, debemos analizar las situaciones en que se presenta vacío interpersonal.

Marroquín y Villa (1995) señalan ámbitos que distorsionan la comunicación interpersonal, lo que permitiría este vacío interpersonal. Esta concepción de los autores se debe a que se considera que nosotros, seres humanos, hemos sido ‘condenados’ a estar lejos de la ‘realidad’, en el sentido de que siempre debemos estar decodificando y codificando bien nuestros mensajes para de esta forma aproximarnos a lo que realmente existe y es. Si entendiésemos por ‘osmosis’ a otra persona sin siquiera preguntarle su nombre, en este caso, se demostraría el basto conocimiento de la realidad que tendríamos. Lo mismo con los sonidos de la naturaleza, nuestro oído puede oír hasta una cierta frecuencia de sonidos solamente, es decir,  estamos limitados por los sentidos.

Considerando esto, las distorsiones vendrían siendo esta especie de ‘condenación’ a la que siempre estamos expuestos a caer, debido a nuestra limitación. Entre estas distorsiones se destacan la de lectura del pensamiento, la cual nos conlleva fácilmente a los prejuicios cuando decimos:» este niño me miró feo, creo que está enojado conmigo porque el otro día…». También la generalización excesiva que se presenta mucho hoy en adolescentes con poca tolerancia ala frustración:»Es que no lo puedo hacer, soy débil, nunca me sale nada bien» etc. Aquí entonces tenemos una argumento que permite responder un aspecto de nuestra pregunta: si descodificamos bien un mensaje, no cayendo en las distorsiones, estaríamos alejándonos del vacío interpersonal; de la incomprensión.

También podríamos reflexionar sobre si  nuestro sentido común asocia inevitablemente la palabra «vacío» a definiciones como «carencia de algo» «ausencia de». En este caso, el concepto lo emplean Manuel Marroquín y Aurelio Villa (1995) en la comunicación de una forma similar, agregándole el concepto de «interpersonal» como una característica fundamental en  la comunicación considerando las personas como únicas y no objetos. Para estos autores, el «vacío interpersonal tendrá lugar cuando las intenciones de una persona A no han sido percibidas adecuadamente como tales por la persona B, bien porque no han sido adecuadamente codificadas por ella, bien porque la descodificación de la persona B ha sido equivocada.»

Pero ahora ¿Qué nos permite una mejor codificación y descodificación de mensajes? o en palabras más sencillas: ¿Qué nos permite expresarnos con la intención que queremos, y qué nos permite entender lo que nos quieren decir?.Volvamos a la cotidianidad: Cuando estas con una amiga que llorando te explica que ha roto con su pololo y que, debido a su amargo llanto no logras comprenderle del todo las razones que ella te explica ¿Qué te permite comprenderle? La interpelación. De seguro insistirás en querer saber por qué esta así, que ocurrió porque existe un interés de tu parte por ayudar a que este mejor. Aquí, estamos ante una herramienta de comprensión: la disponibilidad Física y Psíquica. No podemos pretender entender a alguien si no estamos interesados en entenderle, ni tampoco vamos a tener la misma motivación de contar algo personal  a un compañero que a nuestro mejor amigo.

 Veamos otro aspecto: el ruido, esa especie de interferencia  que se presenta en las calles cuando hablamos, mientras el sonido de micros y canciones interfieren y hacen que hablemos más fuerte (ruido externo) o cuando el cansancio de dos horas seguidas de clases, impiden que podamos tener la misma atención que en un principio. En este último caso, estamos ante un ruido externo y es interesante asociarlo a las distorsiones, pues éstas ocurren en el dialogo interior de la persona. De esta manera el ruido esta estrechamente ligado al vacío interpersonal: ¿te sientes incomprendido cuando escuchas una sirena de ambulancia y debes elevar una y otra vez tu voz para que tu compañero entienda lo que le dices? El ruido, es así como las distorsiones una de los impedimentos a la hora de codificar y descodificar un mensaje.

Mientras vivamos, tendremos un problema comunicativo en nuestras manos. Esta constante lucha contras malos entendidos, distorsiones y ruidos que impiden el que nuestras intenciones se manifiesten claras, impiden que entendamos y que nos entiendan. Pero, existe algo que podemos controlar y utilizar a beneficio de nosotros: la disponibilidad psíquica y física. Debemos esforzarnos a la hora de comunicarnos, utilizar todos los recursos posibles para que nuestra intención se aclara y obtengamos el efecto que queríamos lograr en el receptor. ¿Has visto cuando un extranjero japonés  intenta preguntarle a un latino sobre dónde queda el museo? Ellos utilizan sus gestos, su cara, su cuerpo, sus manos, silabean palabras en español, pocas, pero las necesarias para que el latino las entienda. Así como el latino, que quizás no sepa japonés, pero al tener una disponibilidad psíquica  por intentar responderle al extranjero su pregunta, utilizando lo poco que sabe en Inglés, sus manos, su rostro, etc. Quizás no es cómo debiese comunicarse, pero en esa instancia es necesario. De aquí que Frankl( 1882) señala que: «el hombre es capaz de transformar cualquier situación que, humanamente considerada, no tiene ninguna salida. De ahí también que el sufrimiento se dé la posibilidad de sentido

¿De que nos sirve codificar, además de comprender al otro? Nos sirve como competencia textual, para poseer una amplitud cultural y comunicativa a la hora de expresarnos. Así cómo aquél que por leer muchos libros se le hace fácil la identificación de planificación y estilo del libro, así mismo ocurre con nosotros al codificar y descodificar mensajes. En gran parte, nos volvemos más empáticos y esto se refleja en cómo somos y cómo somos ante los otros. Bien expresa la reflexión que Steward y D’angelo (1976) cuando señalan que “La calidad de nuestras relaciones interpersonales determina quiénes hemos de llegar a ser como personas”. Ante esto,vale la pena pensar nuevamente si…  ¿Somos lo que decimos, decimos lo que somos?

 
 
 

 

 
 
 

 

 

 

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